Lorenzo Silva: maestro de la novela negra

Lorenzo Silva pide una cerveza y conversa animadamente con los asistentes. Son las ocho de la tarde y estamos, a puerta cerrada, en el Cock, uno de los bares más emblemáticos de la noche -artística y canalla- madrileña. Al citar al autor de la saga policiaca más famosa de la narrativa española (la del inspector Bevilacqua), creíamos que veníamos a hablar de novela negra. Pero la charla, según vamos comprobando, da para mucho más…

Acaba de publicar Todo por amor y otros relatos criminales, una colección de cuentos cortos, “todos de gente poco recomendable”, puntualiza, creados a partir de casos reales, que conforman un retrato poco favorecedor de la sociedad y del mundo en que vivimos. Hay homicidios, estafas, robos, incluso historias de corrupción, en las que se vislumbran con una mirada irónica casos como el de Luis Bárcenas, “uno de los grandes personajes de no ficción que ha creado la actualidad española, y que es además es un orfebre del idioma”, asegura. “Porque hay que ser muy brillante para que, cuando te preguntan cómo tienes cincuenta millones de euros en dinero negro en Suiza, replicar ‘Por mi buen hacer’. El público se ríe, aunque el tema es serio… A la hora de analizar la sociedad española actual, Silva no se muerde la lengua. “Es decepcionante. Por la incompetencia de la clase dirigente y por la falta de exigencia de los dirigidos; somos demasiado benignos y demasiado tolerantes, no solo con la deshonestidad, no solo con la delincuencia de los poderosos, sino sobre todo con su insolvencia”.

La conversación avanza por derroteros más poéticos… Y dice Lorenzo Silva que lo que define a una persona no es lo que hace, ni lo que cree, ni lo que piensa. “Lo que realmente define quién eres es lo que quieres, aquello que suscita en ti una pasión, eso es lo que te retrata. Valemos por lo que somos capaces de llegar a querer”. Recuerda el día en que, con 17 años, entró en un cine a ver Erase una vez en América: “Fui a ver una película nada más, pero para mí resultó una experiencia valiosísima que me ha conformado como ser humano. Es un acontecimiento en mi vida”, señala.

“El arte es un acontecimiento en nuestras vidas, y yo me empeño cada vez más con mis personajes en desarrollar esta sensibilidad”. Asegura que empieza a estar “un poco harto de una sociedad que lo único que hace es despachar críticas despectivas y condescendientes sobre el arte, la creación y los creadores como si fueran tontorrones cursis o personas que no saben por dónde va la vida”. Para Lorenzo, “el que no sabe de qué va la vida es el que es capaz de reducir la suya a cerrar balances todos los meses”. Este desprecio, además, se ha agravado con la prevalencia absoluta de la tecnología frente a las humanidades. “Las humanidades nos hacen civilizados; si las perdemos, nos convertiremos todos en salvajes. En salvajes con iPhone”.

El origen de su arte, en particular, se lo debe a Raymond Chandler. Si escribe novela negra es “por culpa” del autor de Chicago. Admira cómo con sus frases demoledoras Chandler cuestiona el sueño americano y el American way of life. Tras leer su novela El largo adiós, se dijo. “Yo quiero hacer esto: a partir del crimen, quiero hacer una historia en la que haya poesía”. De Chandler aprendió también la lección de escribir sobre algo que le concerniera. Lo suyo no era montarse un detective en San Diego, que puede ser muy estimulante, pero le pilla algo lejos. “Lo que hice fue venirme a mi terruño, no con un afán castizo, sino para tratar de buscar qué podía pasar a mi alrededor, y que pudiera tener, a la vez, ese sentido más universal. Así llegue a la conclusión de que mis personajes tienen que ser guardias civiles”, afirma. Por el camino se dio cuenta de que en la realidad española había grandísimos personajes literarios absolutamente desaprovechados. “Nosotros somos así. Tenemos una bestia parda, como Francisco de Pizarro, que hizo algo que quizá no ha hecho ningún personaje jamás. Cuando hace unos años Ridley Scott preguntó cuántas películas habían hecho en España sobre Pizarro, no podía creer que la respuesta fuera: ninguna…”.

En un momento dado, sale el tema de la piratería, tema en el que el autor es muy activo. Y Lorenzo cuenta que una vez se encontró con un debate “muy interesante” navegando por Forocoches sobre si leer era realmente tan importante. “La voz predominante era que con Internet y la tele, no hacía falta; que leer era de amargados”, recuerda. En eso alguien dijo que para qué te ibas a gastar 30 euros en un libro de Lorenzo Silva si lo podías piratear… “Con ese panorama, ya no espero nada. Yo ya decidí que me gano la vida con la literatura porque hay cuarenta o cincuenta mil personas en España de una catadura moral excepcional las cuales realmente pudiendo robar los libros, no lo hacen. Mi conversación está con esas personas”. La nuestra, aquí en Cock, va llegando a su fin –¡qué remedio!-. Aunque aún disfrutamos de la compañía de Silva mientras dedica, uno por uno, a todo el que se le acerca, alguno de sus libros, y apura la cerveza.

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