Jonás Trueba: el hombre tranquilo.

En el último Cooltural Plan tuvimos la ocasión de conocer un poco más, y al natural, a Jonás Trueba (Madrid, 1981); cineasta y miembro de la saga familiar más prestigiosa del cine español. Algunas de sus películas, como La virgen de agosto o Todas las canciones hablan de mí, se han convertido en obras de culto.

Jonás no acudió solo a la cita. Vino acompañado de Candela Recio, Claudia Navarro y Pablo Gavira, protagonistas de su última película Quién lo impide, una experiencia inmersiva an la vida de un grupo de adolescentes, que nos ha conquistado con su genuina belleza.

Para los que nos acompañasteis, y los que no, aquí van diez cosas que aprendimos con Jonás Trueba: 

1/

Que siempre, antes de empezar a rodar una película, va al Pandora. “Un bar muy simbólico para Los ilusos (su productora), en Las Vistillas. Tiene probablemente las mejores vistas de Madrid, sobre todo en primavera, con la caída del sol”. (Plaza Gabriel Miró, 1).

2/

Que las películas siempre arrastran malentendidos. “Suele haber una lectura que es equívoca, una idea que ya se queda. De Quién lo impide dicen que es un retrato generacional, una película sociológica. Yo no creo que sea eso. No es sobre la juventud. Es un retrato concreto de unos jóvenes”.

3/

Que el cine esconde una paradoja: “Es un arte que retrata el tiempo, lo captura y lo detiene. Pero a la vez, hacer una película es tan caro, hay que rodar tan rápido, que casi nunca hay tiempo para nada; no hay tiempo ni para pensar. Esta película (rodada a lo largo de cinco años, entre medias estrenó La Virgen de agosto) nace con una vocación: vamos a darnos tiempo”.

4/

Que le gusta que sus películas sean invitadoras, que den ganas de hacer cine a los jóvenes. “Incluso porque les parezcan torpes o imperfectas, y piensen que es algo que ellos pueden hacer”. Lo explica: “François Truffaut siempre decía que Ciudadano Kane había generado muchas adhesiones al cine, que muchos directores lo eran por esa película. En su diccionario de cine, mi padre lo cuestionaba. Es una película muy virtuosa, pero de genio, y uno normalmente no se reconoce genio. En todo caso, la primera película de Truffaut, Los 400 golpes, es mucho más imperfecta, y por ello más cercana” y motivadora.

5/

Que le emociona ser “correa de transmisión” entre unos jóvenes nacidos en 2001 (los protagonistas de la película) y un artista como Rafael Berrio, de 1961, autor de la canción Quién lo impide, germen del proyecto. “Hace unos días abrimos una botella de vino y brindamos en honor de Rafael y recordamos una frase que él decía: Ser autor de culto solo da para vino corriente”.

6/

Que siempre ha sido muy tímido. Por eso, preguntado por su adolescencia, se acuerda de “la primera chica que me dijo que yo le gustaba. Todavía me pregunto por qué… Pero me salvó. También algunos amigos me salvaron. El encuentro con los amigos es de lo más importante que te pasa en la vida”.

7/

Que, contra la espectacularización del cine (y de todo en general), recomienda el libro Lo infraordinario, de Georges Perec. Y describe su mirada de cineasta: “Una mirada pequeña, sobre cosas cercanas, amigos y espacios concretos que me gustan. No he sido explorador y no sé si ya lo seré. Huyo de los grandes temas. Eso me ha limitado, pero concentrándome mucho en esas pocas cosas pequeñas, he intentado darles un valor que muchas veces, en este mundo vertiginoso, no tienen”.

8/

Que el gran éxito de la primera película de su padre, Fernando Trueba, Opera prima, se deba a una decisión que tomó como director, y que para él es una gran enseñanza. “En lugar de invertir en un director de fotografía experimentado como le recomendaron, prefirió contratar a un buen sonorista; un francés muy bueno, al que no conocía y al que le debió hacer gracia que un chaval de Madrid le escribiera. Opera prima es de las primeras películas españolas con sonido directo, cuando no había ninguna tradición aquí. Un sonido real, con textura, poroso. La gente joven fue a verla y se dio cuenta de que hablaban normal, no estaba doblada, ni entonada. Es una lección de que determinadas elecciones hacen que una película sea buena o no”.

9/

Que sus pelis son su Instagram. “En el cine están obsesionados con romper la taquilla. Para mí el éxito es hacer una película, como la siento, no como me dicen que tengo que hacerla. Me basta que tenga unos pocos espectadores buenos. Pienso en películas espaciales, como lugares donde compartir cosas. Una peli, en ese sentido, es una red social”.

10/

Que su restaurante favorito, La taberna errante (Carrera de San Francisco, 8. Madrid.) “lo llevan unas mujeres increíbles, que sólo abren de jueves por la noche a domingo por la mañana. Eso les da para vivir y disfrutar. Me parece un modelo de gestión. La dueña dice que si empieza a ir más gente a darle más trabajo, cierra.

Y una extra: Aunque la película no sea un retrato generacional, sí hay algunos rasgos comunes en los jóvenes de hoy, según Candela Recio, una de las protagonistas de Quién lo impide: “Nuestra adolescencia tiene mucho que ver con la de todos. Pero, a la vez, nuestra generación tiene una frustración y una exigencia muy fuerte. Quizá lo es más porque cuando tenemos 7 años, España entra en crisis. Y en el colegio no te dicen que hagas lo que quieras; si no que, hagas lo que hagas, no conseguirás nada. Eso nos une mucho como generación. Hay algo que nos hace luchar siempre contra eso, esa frustración es un motor. Otro rasgo es que no podemos dar la espalda a las cosas porque todo lo tenemos en la mano (en el móvil). Eso genera un movimiento propio: qué hago con esta información. Y hace que te impliques”.
Gracias a Jonás Trueba y los chicos de Quién lo impide, Uxio Da Vila y Plató Cenital, a Seventeen Contemporary Mixers y Vegamar, por hacernos pasar una noche tan especial. ¡Hasta muy pronto!.

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