El actor más deseado: Quim Gutiérrez en Cooltural Plans

Esa tarde solo había un micrófono y Quim Gutiérrez dijo al público que se acercaría, uno por uno, para compartirlo con todo el que quisiera preguntarle algo. Había pronunciado las palabras mágicas. Las manos empezaron a levantarse, todo el mundo quería hablar con él de cerca. En la terraza del Hotel Índigo Gran Vía, con el espectacular atardecer madrileño como telón de fondo, el actor, que maneja la escena como un auténtico showman y tiene un discurso tan profundo e intenso como entretenido y gracioso, empezó hablándonos de su estreno, La niebla y la doncella. Pero la conversación dio mucho más de sí…

Confesó que para él la de actor es una profesión dura por el contraste entre lo que sientes y lo que proyectas. “Tienes que dar siempre una imagen de seguridad, aunque estés jodido, porque eso revierte en tu propio trabajo. A lo mejor estás en una rueda de prensa o recibiendo un premio GQ y en ese momento no tienes a la vista un próximo curro. Pero, como decía Annette Benning en American Beauty, si transmites una imagen de éxito, consigues éxito”. Él, una década después de ganar el Goya al Mejor Actor Revelación, hace balance y asegura que la parte positiva es precisamente que ha aprendido a convivir con esa “dislocación”.

Preguntado por los compañeros con quien más feeling tiene, la primera que se le vino a la boca fue Marta Etura. “Trabajo bien con ella porque tengo un vínculo emocional real tan grande que se puede convertir en cualquier tipo de relación: puede ser mi hermana, mi mujer, alguien a quien odio…”. Lo mismo le pasa con Inma Cuesta o Verónica Echegui. “Es curioso, sólo se me ocurren actrices, jajaja”. Después de pensar un poco, añadió a Roberto Álamo a la lista.

Nos habló de Primos, cómo no, una película que, además de pasárselo genial haciéndola –“rodar en Comillas fue como si estuviéramos de campamento”-, fue una “eclosión” para todos los que participaron, como Daniel Sánchez Arévalo o Raúl Arévalo. Con estos dos últimos y Antonio de la Torre se reúne de vez en cuando en el bar Josealfredo, un garito al que seguro más de una irá a partir de ahora para hacerse la encontradiza…

Quim sueña con trabajar con el director de cine francés Jacques Audiard porque le fascina el tono que imprime en los actores, más centrado en sentir que en interpretar, algo con lo que él se siente totalmente identificado. Lo que no contempla es ponerse detrás de la cámara, como su amigo Raúl Arévalo: “Me gusta escribir y me divertiría muchísimo dirigir pero levantar una película es dificilísimo y yo no se si aguantaría tanto tiempo como él defendiéndola. Cambio mucho de idea”. Algo parecido le pasa con el teatro o la televisión: “Me produce claustrofobia estar mucho tiempo haciendo lo mismo, necesito estímulos nuevos cada cierto tiempo”, explicó.

¿Un consejo para los jóvenes que quieran ser actores o actrices? “Yo daría talleres de salud mental para actores que empiezan”, se ríe. Y de repente se pone serio: “Ésta es una profesión basada en sueño y resulta difícil saber cuan encaminado estás hacia su consecución… -Me ha quedado muy épico, ¿no?, se interrumpe-. Cuando llevas diez años intentando conseguir algo y lo que has logrado no te satisface, sinceramente, recomendaría dedicarse a otra cosa. Es importante evaluar constantemente si el camino que has recorrido te compensa o no. Es la única forma de llegar a los 60 años y no reprocharte nada”.

El sol se ha perdido ya tras los edificios del centro, pero antes de terminar, con el gintonic ya algo aguado de tanto hablar, nos recomienda la película Spotlight, protagonizada por Mark Ruffalo, de quien se declara admirador, y la novela También esto pasará, de Milena Busquets. Bueno, la verdad es que por el camino nos contó muchas más cosas, pero no es plan de desvelarlas todas. Para conocer a Quim de cerca hay que venir a Cooltural Plans.

*Fue una auténtica tarde gastrocultural, con el toque gourmet de Simple Gin, agua mineral artesana Fiji, Freixenet Ice, Bonilla a la Vista y jamón ibérico Remedios Sánchez.