10 COSAS QUE APRENDIMOS CON MARTA JIMÉNEZ SERRANO

Hablamos sobre el amor, sobre escribir y leer con una de las una de las voces más personales y originales de esta generación actual de escritoras a propósito de su nuevo libro: No todo el mundo (Sexto Piso), una colección de relatos sobre las relaciones amorosas en la ciudad y en estos tiempos que corren… Todo ello disfrutando de un vino Maruxa Godello y Maruxa Mencia, de Virgen del Galir. 

1/

Hay que profesionalizar la profesión

«Hay que reivindicar la clase media de escritores, no todo es o el pelotazo o nada. Eso ha cambiado también gracias a las redes sociales. Ya no son solo cuatro críticos decidiendo…». 

2/

¿Se ha democratizado el amor?

«Somos más libres y tenemos que ser más responsables. La libertad conlleva un trabajo extra. Sería más fácil que desde fuera nos repartieran los papeles, y no habría tanto que dirimir. Pero yo creo que una sociedad es mejor cuanta más gente se siente a gusto en ella».

3/

Lo que debería ser y lo que es realmente

«Un libro siempre es más el desarrollo de una pregunta que la respuesta. Y casi te diría que estoy llegando a más conclusiones hablando del libro que escribiéndolo. Hay un tema que se trata en muchos de los relatos del libro, que es el espacio que queda entre lo que debería ser y lo que es realmente».

4/

Sobre las redes sociales

«Creo que es cómodo echarle la culpa a la tecnología, pero la tecnología es un reflejo de nosotros. Hay cosas que han cambiado, pero también hay cosas que ya estaban en nosotros y no son culpa de las redes». 

5/

Su enamoramiento por Madrid y sus espacios

«Escribí este libro después de llevar unos años viviendo fuera y en un momento en que decidí que me quedaba en Madrid. Está presente mi enamoramiento de la ciudad y sus espacios. Porque una relación es un lenguaje compartido entre dos personas, pero también un espacio compartido, el espacio forma parte de ella. Se crea toda una geografía personal con la ciudad».

6/

Su relato favorito

«Mi favorito cambia cada día, pero Cuando yo la conocí fue el primero y le tengo cariño. Siento mucho agradecimiento por los relatos que salieron fácil o que salieron casi de seguido y menos por aquellos que me costaron mucho, pero a lo mejor el resultado es mejor. Es decir, de la experiencia de la escritura al resultado tampoco tiene por qué haber una conexión. Mi relación con ellos en realidad da igual».

7/

Un consejo para futuros escritores

«Para acabar el libro, hay que escribir con relativa frecuencia. Es muy importante entender que la reescritura también es escritura. No se puede vivir como un fracaso. Corregir un texto también es escribir. A algunos alumnos les digo: Enhorabuena, has conseguido llegar al punto en el que crees que tu proyecto no tiene sentido. Lo atravesarás y seguirás escribiendo, porque por ahí pasa todo el mundo». 

8/

Su inspiración

«He leído muchísimos ensayos sobre el amor, sobre el mito del amor romántico, sobre los roles de género, sobre las relaciones de pareja… Todo eso estaba en mí. Por otro lado, evidentemente mis libros están basados en la contemporaneidad y hay una parte de observación y de escucha de la gente que conoces… y de la que no conoces».

9/

Infancia literaria

«Yo era esa niña que para entretenerse escribía un cuento o componía un poema por el día de la madre. Si leía un libro, quería escribir uno: era una retroalimentación. Y he sido una niña súper lectora: Manolito Gafotas, Harry Potter, Kika, super bruja… Poesía también, aunque no la entendiera; sonaba tan bien que me la aprendía de memoria».

10/

¿Escritora o psicóloga?

«En realidad cuando alguien pregunta algo, ya tiene su respuesta. Cuando alguien me dice que no le ha gustado un relato concreto, normalmente suele ser porque es el que le ha vapuleado. A mí me gusta que el libro revele algo de los lectores más que del libro mismo».

Gracias a Maruxa Godello y Maruxa Mencia, de Virgen del Galir, una bodega centenaria que apuesta por los valores de la tierra y el respeto a las tradiciones locales, empezando por su nombre, que es un homenaje a la Virgen del Galir, la protectora de los viñedos de la comarca. 

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