10 COSAS QUE APRENDIMOS CON ISABEL COIXET
Directora, guionista y escritora, el de Isabel Coixet es un cine de lenguaje poético, personalísimo y cargado de belleza, habitado por personajes cotidianos con un inesperado y profundo mundo interior. Hablamos con ella con motivo de su último estreno, Un amor, una película, tan inquietante como bella, basada en la novela homónima de Sara Mesa, protagonizada por Laia Costa, Hovik Keuchkerian, Hugo Silva e Ingrid García-Jonsson, y que contiene, como dice la propia Coixet, su «ADN en cada fotograma».
1/
¿Cómo era Isabel de niña?
«Era como soy ahora: una niña muy confiada, me lo creía todo. Tenía una obsesión por el sentido de la justicia. He sido una lectora voraz desde pequeña; sobre todo, me gustaba leer y que me dejaran en paz: si estaba leyendo, tenía una coartada para no tener que hacer nada en casa».
2/
Los libros que marcaron a una Isabel adolescente…
«En mi casa había muchísimos libros, casi todos los clásicos, y para mí eran puertas a otro mundo: me gustaban Víctor Hugo, Marcel Proust… Yo me veía en el salón de la duquesa de Guermantes de En busca del tiempo perdido y, de todas esas frases que apuntaba en un tablón, se me quedó grabada ésta: «Cómo puedo haber desperdiciado mi vida amando a la mujer que en el fondo no me gustaba».
3/
«La publicidad fue un camino para aprender»
«Empecé a trabajar en un agencia de publicidad, parece ser que valía para eso, aunque no tenía ni idea. La primera vez que escuché la palabra brainstorming me la tomé como algo literal: esto va a ser como una película de David Cronenberg, nos va a explotar las cabezas. La publicidad para mí era un camino para aprender, donde coincidí y aprendí de grandes directores de fotografía. Después, mi escuela de cine fue ver muchas películas y hacerme muchas preguntas».
4/
Tu visión de insider en los festivales de cine…
«Los festivales de cine son un coñazo. Aunque también he vivido cosas preciosas, como cuando en Cannes, en un homenaje a Buñuel, en la proyección de Tristana, Catherine Deneuve me dijo que me sentara con ella a ver la película. Y pensé: «Qué gran momento». Ver en la pantalla a Tristana y Catherine a mi lado, llorando, viéndose a sí misma 30 años antes. Me estremeció. Haber sido un mito y de repente tener tan presente lo que has sido y ser tan consciente de lo que eres. Me pareció muy bonito». En otra ocasión coincidió con Michael Haneke y le dijo que «para ser consecuente con su obra debería suicidarse». Un comentario que achaca a la torpeza de los tímidos… «Aunque en realidad es lo que pienso».
5/
Si hubiera nacido ahora
«Cuando presenté mi primera película, en el Festival de San Sebastián en 1989, un crítico de cine escribió que había que cortarme la cabeza. En mi generación, ser directora de cine, mujer y joven era lo peor, un estigma. Tendría que haber nacido ahora».
6/
Sobre los personajes femeninos en su trabajo…
«A mí me interesa casi todo el mundo, pero lo que me gusta de las personas femeninos, de las mujeres, es la conversación continua que tenemos con nosotras mismas. Y esa sensación que tenemos a veces de ser espectadoras de nuestras propias vidas».
7/
¿Es el cine la realidad?
«El cine para mi es un territorio, un lugar, en el que existir, no una representación de la realidad. Considero que tiene las herramientas que permiten contar una historia con muchos puntos de anclaje en la realidad pero siempre con una dimensión mítica».
8/
Una novela que es un puñetazo en el estómago
«Después de La librería dije que no quería hacer más textos literarios, pero me seguían llegando muchos, incluida la novela de Sara Mesa. Hay cosas con las que tienes un flechazo. No sé cómo definirlo, pero cuando leí «Un amor» sentí un puñetazo en el estómago. La segunda vez que lo leí, pensé: «Lo quiero hacer y lo voy a hacer».
9/
Sobre la crítica
«He procurado no leer críticas de «Un amor», porque sé de dónde vienen y porque él que lo ha escrito dice lo que dice. Si hubiera hecho caso de los críticos estaría encerrada en mi casa mirando a techo. Hay muchos críticos en los que notas lugares comunes o conceptos que no se han dignado a verificar. O críticos que escriben para cargarse algo simplemente por una manía infantil, aunque les haya gustado lo que han visto».
10/
«Los cineastas tampoco somos tan importantes»
«No sé si los cineastas somos tan importantes, si hacemos algo por el mundo. Tengo una amiga doctora en Barcelona que trata a personas sin hogar que sufren lepra, ella para mí sí que es alguien que hace un bien. Soy muy consciente de eso. El prototipo de director con el megáfono ha hecho mucho daño. Lo más importante para un director es rodearte de gente que sea mucho mejor que tú. Es verdad que yo, con los años, tengo una especie de cubo Rubik en mi cabeza: sé cómo poner en escena, sé medir si un actor está mal; si hay una escena que se nos ha encallado, solucionarla; si de repente nieva y no está en el guion, aprovecharlo… Eso te lo da los años detrás de una cámara. Yo he pasado muchas horas detrás de una cámara, en una sala de sonido, de montaje, de postproducción. Llega un momento en que sabes resolver los problemas y sacar lo mejor de cada uno».
Y el extra… Cuestionario exprés de Cooltural
- Un homenaje gastronómico: He estado en restaurantes con todas las estrellas del firmamento. Pero me gustan las cosas muy básicas, como las alcachofas, las anchoas, el ramen…
- Qué libros hay ahora en tu mesilla: «Triste Tigre», de Neige Sinno, un libro impresionante sobre el incesto, lo estoy leyendo en francés, pero pronto se publicará en español. «Over to you», de John Berger, que recopila sus cartas con su hijo Yves; y «El origen de la danza», de Pascal Quignard.
- Una película que te marcó de pequeña: «Accidente», de Joseph Losey.
Gracias a la Galería Marlborough, por ser nuestros anfitriones en este encuentro, y a Alhambra Reserva 1925, Bonilla a la Vista, y Begoístas por multiplicar el disfrute gastro. Fotografías de Javier García.
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