10 COSAS QUE APRENDIMOS CON DANIEL SÁNCHEZ ARÉVALO

Nos citamos con Daniel Sánchez Arévalo, director de películas como PrimosLa gran familia española o AzuloscurocasinegroEl cineasta, que nos tiene acostumbrados a su personal mirada masculina, estrena una serie protagonizada por cinco mujeres, Las de la última fila (Netflix). Hablamos con él de sus inicios en Farmacia de guardia, del «efecto campamento» en los rodajes y del miedo a la cancelación. Y se unió a la conversación una de sus protagonistas, la actriz Mariona Terés. Un plan redondo en Plató Cenital. 

1/

Estudió Empresariales por «rebelde»

«Fue un acto de rebeldía a la inversa, y además acabé con notable en Icade. Mi padre es pintor, mi madre actriz, mi hermana bailarina y mi hermano trabajaba en realización en Antena 3. Y yo pensé que tenía que ir por otro lado. Tenía mentalidad práctica y pensé en una carrera que me diera trabajo».

2/

Su estreno en Farmacia de guardia

«Estaba haciendo entrevistas en bancos, asesorías y auditorías… y a la vez estaba escribiendo un relato. Mi hermano me dijo que al menos escribiera algo que me diera de comer, y como él estaba en Antena 3, me dio un guion de Farmacia de Guardia y me dijo: «Algo como esto». Lo leí y entendí lo que son las acotaciones, las localizaciones, las aclaraciones… Una semana después escribí un guion y se lo di a mi hermano». El guion fue de mano en mano y terminó en las de Antonio Mercero. Así escribió Sánchez Arévalo su primer capítulo para Farmacia de Guardia. 

3/

Una cuenta pendiente con las mujeres

Sus películas siempre han estado pobladas por hombres, y esta es su primera serie con mujeres. ¿Cómo ha entrado en la psicología femenina? «Al final llevo 52 años viviendo con vosotras. La serie es un producto de mi imaginación: mi radar se abrió y empecé a vivir muy atento a vosotras. También mi chica fue muy generosa contestando mis preguntas. A las chicas les dije que no hicieran nada que no tuviera coherencia con su personaje. Ellas cogieron lo que había escrito y lo hicieron suyo».

4/

Y si la hubieran protagonizado hombres…

«Sería muy distinta… o quizá no. Habría tristeza y rabia, pero quizá más soterrada, y quizá lo más personal y emocional sería más difícil, porque hay más coraza en los hombres. Desde luego, los diálogos serían más cortos (risas)».

5/

El efecto campamento

«Una cosa curiosa que sucedió en el rodaje es que hubo muchas rupturas (unas 15, creo), porque la gente se daba cuenta de que estaba atrapada en una relación, que no eran felices… Y eso fue gracias al viaje que supone la serie. También teníamos ese efecto campamento: ninguno queríamos volver a «la vida real», a nuestras vidas en Madrid. Fuimos muy felices».

6/

El espectador no sabe cuál de las chicas tiene cáncer hasta el final. ¿Cómo fue trabajar así?

«Las propias actrices tampoco lo sabían, y eso fue bueno, porque se colocaban en otra posición, sin «victimización». Yo tampoco decidí quién lo tenía hasta el final. De hecho tuve que dejar de escribir tres semanas porque no era capaz de decidir quién lo padecía. Pero quiero aclarar que no es una decisión caprichosa, para jugar con el espectador o generar morbo: quería que las chicas lo vivieran de una manera personal, como lo viviría un grupo de amigas».

7/

¿Cómo se combina humor con drama?

«Es el cóctel perfecto. Para mí es fundamental no forzar nada, y encontrar una combinación entre drama y comedia: si algo es dramático, no meter el dedo en la llaga, y si es cómico, que sea muy orgánico». 

8/

El cine y las plataformas 

«Me niego a pensar que la llegada de las plataformas es la muerte del cine, porque no es verdad. Todo es compatible y se puede convivir. Lo que sí es verdad es que el cine ha dejado de ser una forma de ocio constante, y me incluyo a mí y a mis compañeros directores».

9/

En la serie, las chicas apuntan en un papel los retos a los que quieren enfrentarse, los miedos que quieren superar. ¿Cuál sería el tuyo?

«Decir la verdad. Y decirla sin filtros…».

10/

Sobre la cancelación

«Estoy muy agobiado con este tema, muchísimo. Cuando empecé a escribir la serie tenía el brazo agarrotado, como en el tenis, porque me daba más que respeto: me daba miedo que cualquier cosa que escribiera se llevara a otro sitio. Contraté a una psicóloga experta en género que me corregía palabras, frases y expresiones, y eso me dio mucha confianza. Me dijo muchas cosas, pero no «demasiadas», por lo que pensé que podía seguir. Pero vivimos en un tiempo de mierda». 

Gracias a Plató Cenital, donde nos sentimos mejor que en casa. Y a los vinos de Virgen del Galir, una bodega fundada en 2002 en Valdeorras (Orense), en cuyas tierras se ha cultivado vino desde la época de los romanos. 

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